Historia de Orihuela
La historia de Orihuela, es larga y compleja. Hay vestigios humanos desde el Calcolítico, en la segunda mitad del tercer milenio, en el 20.000 a. C., aunque parece que hasta el Solutrense no se produjo el primer asentamiento. También hubo otras manifestaciones en la zona, como la de las culturas Argárica, Bronce Final y Hierro Antiguo, perteneciendo a este periodo los restos ubicados en el yacimiento de los Saladares, que al parecer terminaría siendo conquistado por los íberos.
En un momento posterior, hay que destacar la expansión de la “Cultura de los Millares, que posibilitó pasar de una economía ganadera a otra de tipo agrícola o mixta. Estas mejoras, llegaron procedentes de la zona de Almería hace unos 3500 años con la “Cultura Argárica”. Sus influencias llegarán hasta la necrópolis de San Antón, atestiguando algunas de las reformas “importadas” como la sociedad jerarquizada y la especialización en el trabajo, junto con la mejora en las técnicas de fundición de metales los enterramientos aparecidos en tinajas y en forma de túmulo, estos últimos destinados al aparecer a enterrar personajes importantes.
Estamos en el mundo íbero, con un primitivo urbanismo y la presencia de cerámicas decoradas y realizada en torno. A esta presencia, habría que añadir la de los celtas, que vienen buscando la sal de Guardamar y que se diluyen pronto entre las otras zonas. Esta unión, dará lugar al pueblo contestano.
El siguiente contacto foráneo digno de destacar, parece ser el de relación con los griegos merced al intenso uso que en esa época se hacía de la importante arteria fluvial del río Segura, conocido en aquella época como Thader y que permitía extender el comercio al interior de la comarca. La otra gran presencia comercial de la época, como es la de los fenicios, es más difícil de datar cronológicamente, aunque hay innovaciones que nos hablan de esa relación, como puede ser el conocimiento y el uso en alfarería del torno y del horno para cocerla.
Poco después, llegará un nuevo tipo de relación que ya no será estrictamente comercial como las anteriores, introducirá algunas novedades, como el concepto de la dominación política y el uso de la moneda desde el 223 a. C. A ello, habrá que añadir el concepto del dominio del territorio, pues serán estos también los que construyan la primera fortificación en la zona del primer meandro en el río.
Ahora podremos hablar de un emplazamiento urbano completo, era la llamada Orcelis, que formaba parte de la Provincia Cartaginense y en la cual se hablaba su lengua, el latín, y se cultivaba lo mismo y de la misma manera que ellos.
Con la caída del Imperio Romano y el período de anarquía correspondiente, viene el Imperio Romano de Oriente, Bizancio, que ocupa gran parte del Sureste español, como ocurre con la vecina Cartagena. Es la época esplendorosa del emperador Justiniano. Poco después, llegan Suintila y los suyos, los visigodos, que conquistarán toda la zona de influencia bizantina en torno al 625. Conquistan Orcelis y la renombran como Auriiola, haciendo que sea una de las ocho provincias o demarcaciones en las que se estructuraba la Hispania Visigoda. Este período, fue en principio poco popular para los pobladores de la península. Los visigodos eran bastante altaneros, mientras que los bizantinos les recordaban la grandeza de Roma, poseían su misma religión y hablaban latín, a lo que habría que añadir algo que les faltó, la paz continua para vivir, comerciar, algo inexistente para este pueblo batallador sin cesar.
Llegados al año 713, con la conquista por parte de los musulmanes de la Península ya muy avanzada, encontramos a Orihuela en manos del noble visigodo Tudmir o Teodomiro. Este había sido capaz de firmar con los invasores mediante un ingenioso engaño para simular un ejército mayor, una paz para su señorío. Este, se extendía por gran parte de las actuales provincias de Alicante y Murcia. Este señorío, se mantendría independiente hasta la muerte de Teodomiro en 825, independiente, pasando entonces a depender del Emirato Omeya.
Hay entonces otro cambio, en 929 el territorio se conoce como reino de Murcia, manteniendo esa denominación hasta el año 1031. En ese año, pasa a convertirse en una de las provincias del Califato de Córdoba. Uryula, que es la denominación árabe, pasa a ser parte del emirato de Valencia y empieza un período que abarca desde el 1053 hasta el año 1212 en el que hay sucesivos cambio de propiedad: de manos valencianas a murcianas y viceversa.
Orihuela, será en esa época poseedora de un gran patrimonio arquitectónico. Una gran urbe poseía edificios de múltiples tipos: baños, mezquitas, murallas… Igualmente, en la vecina huerta, asistiremos a la construcción de una tupida red de acequias y canales, que con el concurso de las norias construidas, como las de Desamparados y la introducción de nuevos tipos de cultivo, como las naranjas y los limones mejoran bastante la situación de la huerta.
El 17 de julio de 1243 o 1242 según los historiadores, el Infante Alfonso, conquistó Orihuela para la Corona de Castilla, recibiendo el Fuero Real en 1265.
A su vez, en 1296 Jaime II de Aragón reconquista para el Reino de Valencia tras una sublevación morisca todo el sur la actual provincia de Alicante, incluida por supuesto Orihuela. Esta situación, queda ratificada por la Sentencia Arbitral de Torrellas en 1304, que además dota a Orihuela de un status jurídico particular. La sentencia, convierte a Orihuela también en Capital de la Gobernación con derecho a voto en las cortes, pasando a ser la segunda ciudad en importancia del Reino de Valencia.
Durante esta época, se producirá la época de mayor esplendor de la ciudad y de la Gobernación sin duda alguna. Así, en 1437 fue declarada ciudad por Alfonso V, que declara hidalgos a todos los habitantes presentes y futuros, distinción a la que hay que añadir la creación de la Diócesis de Orihuela tras las conversaciones mantenidas entre el monarca Castellano y el Papa Eugenio IV, aunque al no gustar el candidato, familia de los condes de Cocentaina, se suprime otra vez la diócesis.
En 1488 se convocan Cortes por parte de los Reyes Católicos en Santiago, aunque algunos estudiosos, proponen la entonces Colegiata del Salvador, elevada a Catedral en 1510. El motivo, de dicha convocatoria, es la finalización de la Conquista de Granada.
El Papa Julio II será el que conceda la Catedral a Orihuela. Pasa así la diócesis de Cartagena a tener tres sedes, Cartagena, Murcia y Orihuela.
En estos años, surge como conflicto más importante la Guerra de las Germanías. Varias ciudades importantes de la Corona de Aragón se sublevan contra el emperador Carlos I. Esto ocurre en 1518. Los gremios y las tropas de los agermanados se unen bajo la dirección del Notario Pedro Palomares. Pronto, estas tropas derrotan al Virrey de Valencia y expulsan a la nobleza de la Gobernación de Orihuela. El emperador envía al Marqués de los Vélez. Ambos bandos, se enfrentarán a la altura del Rincón de Bonanza, resultando perdedoras las tropas agermanadas, que vieron a sus líderes ahorcados y/o descuartizados. Orihuela misma, sufrió treinta días de saqueos y desmanes, quedando abierta la puerta para la conquista de Valencia.
Orihuela, sigue reforzándose como capital a pesar de este episodio, y así tenemos que en 1564 gracias a Felipe II se constituye por fin la Diócesis de Orihuela. Relacionados con esa elevación de la dignidad de Orihuela, tenemos como en 1610 se constituye también la Universidad de Orihuela, regentada por la Orden de los Dominicos y que funcionaría hasta 1807 sin interrupción, a lo que habría que añadir la construcción del Seminario de San Miguel en 1762. Hay sin embargo una pérdida de poder. Las pestes de 1648 y 1678, conllevan además una ruina en la agricultura comercial, y a todo ello, hay que sumar la segregación de diversas poblaciones: 1570 Callosa de Segura, 1636 Rafal, Guardamar del Segura a finales de siglo, perdiendo así la entrada natural de mercancías a la Gobernación. También significó una reducción de la superficie de la Gobernación los proyectos colonizadores del Cardenal Belluga con las Pías Fundaciones.
Estamos ya en el siglo XVIII, recordado en Orihuela por la Guerra de Sucesión y el partido que toman sus autoridades, el del austracista. Durante la guerra entre los austracistas y los borbones, comandados por el Cardenal Belluga, un rayo cae en el castillo de Orihuela, usado como polvorín, aniquilando a toda la guarnición. En esos momentos, se eliminan los privilegios de Valencia, convirtiéndose Orihuela en capital del Reino de Valencia, aunque fue por poco tiempo, ya que la aversión que el Cardenal Belluga sentía por Orihuela hizo que se le devolviese la capitalidad a Valencia. Orihuela, por esa época veía cómo se desploma su prosperidad con las ciudades que a partir de entonces se marcharán: Alicante, Elche, Monforte, Jijona, Villajoyosa, Agost, Busot, San Juan…Torrevieja a finales del siglo XVIII, también será otro municipio importante por su pueblo que va a quedar fuera de su ámbito.
Pero como se suele decir, los males nunca vienen solos. En 1799 se pierde la capitalidad en favor de Alicante, provincia que pasa con los franceses y su organización en prefecturas a depender de Murcia. En 1833 con la división de Javier de Burgos, Orihuela vuelve a ser parte de la provincia de Alicante, donde esta será la capital, gracias al poderío económico que se desprende de su puerto.
El terremoto de 1829, afectaría a diversos edificios del municipio, como los pocos restos del castillo y causando estragos en la población.
Del siglo XIX, poco podemos destacar, más allá de las guerras carlistas, con las incursiones de Forcadell, las desamortizaciones, que supusieron un duro golpe para la ciudad y para el clero, al perderse municipios como Bigastro o Redován y muchos inmuebles que poco a poco compra el Cabildo, propiedad de otras órdenes exclaustradas, como Trinitarios, Dominicos, Agustinos, etc. También hay que señalar como anecdótica la presencia cantonalista de Antonete Gálvez, que crea el Cantón de Orihuela, tras una batalla con las fuerzas del orden locales. En 1884 llegará el ferrocarril a Orihuela de la mano de la Compañía de Andaluces. La línea Alicante-Alquerías y el Ramal de Albatera a Torrevieja, tuvo sus celebraciones centrales en Orihuela, asistiendo Cánovas del Castillo, antiguo presidente de la compañía a ellas. La ruina total llegó con la Riada de Santa Teresa (1879). Incapaz de industrializarse, Orihuela optó por desarrollar el regadío, que transformó la comarca. En el siglo XX, hay tres hitos que ponen a Orihuela en la senda de la modernidad y hacen que se la conozca. La primera, la visita de Alfonso XIII para inaugurar Riegos de Levante en 1926, la siguiente es la figura de Miguel Hernández. Su obra, su trágica muerte tras la Guerra Civil encerrado en una cárcel en 1942, su uso como símbolo de la libertad y las celebraciones de su centenario, marcarán mucho del tiempo de Orihuela. Finalmente, está la democracia, una demanda después de los 40 años del régimen del General Franco. La democracia ha abierto diferentes cauces de diálogo y ha modernizado los modos y las costumbres, aunque no ha conseguido a pesar del potencial de la ciudad de Orihuela, sacarla de su tradicional apatía en lo económico. El sector terciario podría ser si se concibe un buen plan, la salvación de una Orihuela que ya perdió el tren de la industrialización.
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